19 mayo 2019

No quiero tu admiración, quiero tu comprensión

Si miro a los dos últimos años puedo ver mucho dolor y no puedo creer que haya transcurrido tanto tiempo en un solo parpadeo...

Mi madre supo que tenía cáncer de seno, yo estaba con ella cuando eso ocurrió y ahí, justo en ese consultorio, muchas cosas en nuestras vidas se quebraron como una copa de cristal cayendo al piso.
Ni siquiera ahora que ella se encuentra bien puedo decirlo (o escribirlo) sin que se me llenen los ojos de lágrimas al recordar todo ese proceso.

Creí que la muerte de mi abuelo era la cosa más dolorosa que me había pasado ¡y estaba tan equivocada! Al principio mi reacción fue: ¡Vamos! una nueva prueba que tenemos que superar, sobre todo porque el golpe para mi mamá fue muy doloroso. En ese momento ninguna de las dos sabía lo que nos esperaba: las quimioterapias, los momentos de dudas, de confusión, de tristeza, de enojo, la cirugía.

Las personas más cercanas estuvieron ahí, todas dispuestas a ayudar, apoyando y sosteniéndonos de diversas maneras, creo que jamás tendré como pagar ese soporte, porque sin su ayuda yo me hubiera diluido. Vi tantas cosas pasar por mi cabeza, la posibilidad de perder a mi madre, de una vida sin ella, de que se curara, de vernos victoriosas, de poder dar testimonio en un futuro, pero ¡Rayos! ¡Qué difícil fue! y ellos estuvieron ahí.

Es algo que no le deseas a nadie y esperas que superen todos los que están en la misma situación. Te cambia la vida, valoras todo, tu alimentación, los auto cuidados, el tiempo, y, sobre todas las cosas, la compañía de las personas, sus oraciones (sean de la religión que profesas o no), valoras cada segundo.

Ahora, con el paso del tiempo suelo escuchar frases como "¡Qué fortaleza tuvieron!" "tu mamá es una guerrera" "¡Qué admirable!" y la verdad lo agradezco porque sé que lo dicen con sinceridad y porque son personas que nos aman. Sin embargo, esas palabras me duelen mucho, porque este trago tan amargo que pasamos no fue una elección. Jamás imaginamos que tendríamos que tomarlo. Fue difícil aceptarlo, aprender a vivir con él.

No creo que exista un ser supremo que seleccione a los más fuertes o a los más aptos para ese tipo de pruebas, ¿qué Dios lo haría? ¿En qué se basaría? Había días en los que rezaba porque se acabara, en los que sentía que no podía más, en los que hubiera dado cualquier cosa por decir ¡Hey! me bajo de este tren, ya no puedo más. Pero ni modo, había que continuar, lo único que quedaba era camino por recorrer y mi madre daba los pasos más difíciles.

Ella perdió su cabello, perdió su fuerza, perdió su seno. Tengo que decirlo: mi mamá no es fuerte, yo no soy fuerte, y si hubiera existido una forma de evitarlo lo habríamos hecho. Al costo que fuese. Siempre he dicho que soy la persona más miedosa del mundo y pensar en todas las cosas que ocurrían me llenaban de terror, y aún así tenía que estar fuerte para ella, quería darle amor, salud.

Creo que los que vivimos una experiencia como esta, damos lo mejor de nosotros mismos. Aún cuando eso sea enojarnos, alejar a la gente, llorar, deprimirse o ser positivos. Este tipo de enfermedades jamás avisa, no hay síntomas, simplemente un día un doctor está frente a ti y te lo dice, "tienes cáncer". ¿Quién puede o tiene la capacidad moral para juzgar las reacciones de la gente al recibir esas noticias?

Hacemos lo que podemos, no luchamos ni somos valientes. Nos negamos a escuchar, queremos huir.  Solo queremos comprender, entender qué es lo que está pasando, por qué es tan rápido y tan doloroso cada paso, queremos saber por qué pero no hay respuesta. Un enfermo de cáncer no espera ser admirado, solo que se pase el dolor.

Si pudiera cambiar algo cambiaría esa perspectiva de las personas. Ojalá comprendan  y tengan compasión. Si hay una persona enferma de cáncer cerca de ti solo mantente presente, brinda compañía y comprensión. 

Si hay furia, llanto, reclamo o confrontación comprende algo: no, no es algo personal. No, no es coraje. No, no es depresión, o ausencia de Dios; es esa necesidad de entender qué es lo que está pasando, porque si hay algo que te arrebata el cáncer es eso, tu seguridad, tu estabilidad.

Conforme pase el tiempo, el enfermo de cáncer irá comprendiendo o dándole sentido a lo que está viviendo. Sí, puede verse a si mismo como un guerrero, sí, puede y tiene derecho a pensar que el mundo se le acabó, sí, puede minimizar su padecimiento o puede reaccionar de cualquier otra forma, solo sé paciente y escúchalo. 

Apoya en lo que puedas y hazle saber que estarás ahí cuando te necesite. Si estás cerca de un familiar de alguien con cáncer, también escúchale y ofrécele ayuda, a veces el cuidador también necesita cuidado y compañía.

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