23 diciembre 2013

Entre los libros

Me encontraba mirando los libros más apartados de la biblioteca, ese lugar me resultaba el más frío y el más solo, ¿ y cómo no iba a serlo si se trataba de la zona menos visitada?; como todas las tardes miré mi reloj y decidí esconderme; pronto, unos amantes llegarían y comenzarían su romance tan cotidiano para mi.
Unos tacones comenzaron a escucharse, caminaban  con premura y tras ellos venía un hombre. Hice una mueca parecida a una sonrisa, eran ellos, como siempre. A menudo estaba ahí, pero no precisamente buscando un libro, sabía que desde hace un año se veían en ese sitio y posteriormente se marchaban a un hotel o a un restaurante. 
Mientras yo observaba escondida entre los estantes, ellos se besaban, se abrazaban como si quisieran ser un solo cuerpo, de pronto ella lo apartó; sonreí ampliamente, esa acción se volvió un ritual para ella, así que su falso sentimiento de culpa me parecía muy gracioso  y cínico pues siempre terminaba volviendo a sus brazos.
-Esto tiene que terminar -Susurró. El hombre la rodeó con sus brazos y la besó.
-escúchame -Volvió a decir ella, apartándose de él. - Esto no está bien.
-Nos queremos, desde hace mucho. -El se acercó a ella, sabía perfectamente como volver a sus brazos sin embargo, esta vez algo era diferente en ella.
-Estoy cansada de fingir, de esconderme, de perder la respiración cada vez que ella me mira a los ojos. -tomó el dije que pendía de su cuello y comenzó a moverlo de derecha a izquierda -Se supone que soy su amiga... ¡Su mejor amiga!. Ya no puedo más.
-No quiero hablar de eso, sólo quiero estar contigo. -El volvió a abrazarla, le besó el cuello y después de mirarla fijamente la besó.
-Por favor, escúchame. Esto se acabó definitivamente. -La mujer se apartó, se limpió una lágrima y se marchó. El hombre no dijo nada, ni siquiera intentó detenerla, miró por primera vez los libros que lo rodeaban, tomó uno, luego lo aventó hacia el suelo y salió corriendo.
Abandoné mi escondite tras unos minutos, estaba realmente sorprendida. Desde que los encontré en ese sitio preferí no decir nada para esperar a ver el rompimiento, pero ahora que acababa de presenciarlo, me sentí diferente, cansada, triste.Todo aquello que guardé en mi interior por 12 meses ahora caía sobre mis hombros como una avalancha.
Comencé a llorar porque por fin mi tortura terminaba y lloré aún más por mi, porque en todo ese tiempo no fui capaz de confrontarlos. Preferí esconderme entre los libros que afrontar lo que estaba pasando. Fingí no conocerlos, y aún cuando tuve la oportunidad de decirles que lo sabía me quedé callada, no tuve el valor de hablar.
Seguí llorando entre todos esos libros olvidados, porque hubiera preferido ser yo a quien engañaban. Lo que estaba viviendo resultaba aún peor, hubiera preferido cargar con un corazón roto que con un secreto tan terrible como ese.
¿Por qué sólo observé? ¿Por qué me escondí? ¿Por qué fui cómplice de esa relación? ¿Por qué nunca le dije nada a mi hermana? Sólo tenía una seguridad en mi mente:Yo era tan ruin y despreciable como ellos.

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