Hace algún tiempo hice una entrada como esta para jóvenes de secundaria y preparatoria, y mi mamá, al leerla, me pidió hacer una para primaria. Así que espero que esto pueda ser de ayuda para padres desesperados por ayudar a sus niños a hacer el tortuoso reporte de lectura.
1. Maestro no es igual a Bruja de blancanieves
No, papito, mamita, el maestro o la maestra no tiene nada contra ti, ni contra tu criatura. Antes de quejarte, piensa que esta tarea es una oportunidad para que tu hija (o) aprenda, adquiera nuevas herramientas y explore sus emociones.
2. No hagas el trabajo por la bendición
Situación perfecta: Fulanito ha entregado un trabajo espléndido, con imágenes y hasta engargolado ¡Una maravilla de trabajo! Pero ¡Oh, no! al preguntarle sobre el libro, él ha dicho: "no sé, mi mamá lo hizo"
¡¡Horror!!
Además de la vergüenza que pasarás, estarás bloqueando un aprendizaje para tu hija (o) que requerirá para toda su vida.
3. No saques el trabajo de internet ni se lo encargues a la muchacha de la papelería
He visto que muchos padres optan por aconsejarle a sus hijos "bájalo del internet" o incluso, en el colmo del descaro, pagan porque alguien haga por ellos el trabajo. Además de enseñarle a tu hijo a ser deshonesto y tramposo estarás perjudicando su aprendizaje.
Podrás librarlo esta vez, pero ¿sabes qué? el siguiente trimestre, el siguiente ciclo escolar y todos los años que le faltan por estudiar, le volverán a pedir más reportes de lectura, cada vez más serios y complejos y tu bendición estará atrasado en comparación a sus compañeros porque tú lo libraste de un reporte de lectura.
4. Que leer sea una actividad familiar
La lectura es un requisito indispensable hoy en día, y qué mejor que aprovechar la tarea para generar un buen hábito y además darles tiempo de calidad a tus hijos. Puedes leer a toda la familia o leer más libros después de terminar el que dejaron de tarea.
Es simple: si tú lo ves como una actividad aburrida, tus hijos así lo verán, pero si lo planteas como algo divertido o que une a la familia, entonces tendrás hijos lectores de por vida.
Por lo que más quieras, olvida eso de veinte minutos al día. Basta con un cuento, un día a la semana o simplemente con que te vean leyendo algo.
5. Conviértete en Sherlock Holmes
Una vez que hayan avanzado en la lectura o hayan terminado, puedes realizarle preguntas al niño sobre lo que opina o siente al respecto, pero ¡cuidado! no se trata de un interrogatorio ya que generarás rechazo o evasión.
Puedes hacer preguntas tipo ¿Te está gustando? ¿Qué hubieras hecho tú? ¿Cuál es tu parte favorita?. Evita las preguntas trampa en las que sólo obtengas como respuesta un sí o un no o aquellas en las que tu hijo te diga lo que quieres escuchar. Esto es recíproco, así que tú también deberás compartir tu opinión.
6. Dibuja
Explota su creatividad al máximo, propón hacer un dibujo sobre lo que leyeron o escribir algo relacionado a la historia, como un final alternativo o la continuación del cuento. No olvides el número 4. Queremos generar tiempo de calidad y terminar en la producción de un trabajo escolar.
Ya hicieron lo más difícil que fue leer, ahora siéntate con tu hija (o) y acompáñala en la tarea, te lo agradecerá, pero no olvides el punto número 2.
No se vale decir desde aquí te veo, o ya te toca a ti solo hacer tu tarea, te necesitará y estará creando un vínculo especial. Sé un guía, un acompañante.
8. Deja que la bendición haga la redacción
Si tu hijo es muy pequeño obviamente requerirá tu ayuda, pero si ya es capaz de escribir, deja que él lo haga, no importa que tenga letra fea o lo haga con errores ortográficos, recuerda que el propósito es que aprenda, Sólo sugiere, resuelve dudas y propicia recuerdos que hagan su reporte más completo. Los niños disfrutan la compañía de sus padres pero se sienten muy frustrados si estos solo están ahí para regañar o para criticar. La tarea no tiene porqué ser un castigo ni algo tortuoso.
9. Vayan a la librería
¿Han terminado? Vayan juntos a la librería, déjale un momento pasear entre los estantes y elegir su próxima lectura, no le exijas ni lo presiones para elegir algo que tú quieres, dale la libertad y la confianza para leer lo que se le antoje.
10. Vayan por un helado
No te tomes tan en serio el punto 9, a veces las cosas se dan solas ¿tu niño no se hizo fan de la lectura? No lo obligues a leer otro libro, mejor vayan por un helado y platiquen, ya habrá tiempo de ir en busca de nuevos títulos. Recuerda que este hábito es un enamoramiento: una elección libre, poco a poco y sin presiones. La responsabilidad era la tarea, si forzamos a los niños a leer haremos que nunca se quieran acercar a unlibro, más que por cumplir con un compromiso.
Nos estamos leyendo...
Ni*
No hay comentarios:
Publicar un comentario