Mi querido lector, si estas leyendo esto es porque estoy celebrando, algo que quizá no tiene relación con este blog, o la tiene por completo. Tú decidirás.
Celebro la vida, la amistad, la camaradería, el amor y la familia.
¿Por qué?
Si pudiera hacer un balance de este año 2017 podría decir que fue el año más terrible para mí, y eso ya es decir mucho porque tras la muerte de mi abuelo pensé que nada podía ser más doloroso, sin embargo, recibí una noticia que puso mi mundo de cabeza y amenazaba la vida de la persona que más amo en este mundo, la misma que ha sido mi ejemplo a seguir desde siempre, ha tenido pruebas muy difíciles en su vida y siempre ha salido victoriosa de cada una, me ha enseñado lo que es la fortaleza emocional, mental, espiritual y, ahora, física.
El caso es que cosas como esta no esperas nunca, es más nunca le deseas a nadie, pero por algo llamado destino o dios, o lo que sea, no tocó y eso nos ha puesto a prueba de manera indescriptible, sé que a estas alturas ya te habrás aburrido y estás pensando en abandonar este post. Pero déjame decirte que no se trata de un texto motivacional más, tampoco es un tratado del sufrimiento o algo así.Se trata de la muestra más transparente de mi alma, y, si aún sigues leyendo, te lo agradezco.
Bien dice el dicho que no sabes lo que tienes hasta que lo ves perdido, pero yo lo modificaría: no aprendes a valorar lo que posees hasta que lo percibes en peligro. Nuestra vida se transformó en segundos con una sola noticia, y yo fui sintiendo como se derrumbaban muchas cosas en mi interior.
Siempre me pareció increíble el hecho de que las personas deprimidas sufrieran dolor físico, ahora lo he comprobado y te puedo asegurar que sí, es un dolor insoportable, que quieres arrancarte del cuerpo pero no hay medicamento para curarlo porque ese dolor viene del alma.
Estuve a punto de abandonar muchas cosas, entre ellas este blog, porque se me acabaron las ganas de todo, incluso de continuar con aquellas cosas que más amo, como este espacio, por ejemplo. Venía arrastrando algunas tristezas de antes, a principios de año sufrí un distanciamiento con una de mis mejores amigas y entre otras cosas superficiales que se fueron acumulando como una bola de nieve, para cuando nos enteramos de una nueva batalla que debíamos enfrentar, lo único que pude fue encerrarme en mi misma, muerta de miedo.
Y lo admito, me paralicé, lo mejor de mí se fue escapando para dejar sólo mi cobardía y mi enojo. Y cuando uno carga con esas cosas, nada bueno puede adherirse al corazón. Aún hoy en día sigo muerta de miedo, pero el amor de mi familia y de Yesenia, mi mejor amiga me han ido levantando.
Su amor y el de mi familia me han ayudado a no perder el propio, a tener las fuerzas suficientes para enfrentar esta batalla y las que se vengan. Muero de miedo, como lo dije antes, pero sé que ellos estarán ahí siempre que lo necesite. Ahora,ese mismo amor es el que me hace comprender que las cosas malas y terribles que ocurren en nuestra vida, llegan para darnos belleza, armonía y para sacar lo mejor de nosotros mismos.
Son muy dolorosas, no lo voy a negar, te destrozan, pero al no tener nada, lo único que queda es reconstruir y renovar para no permanecer en una construcción antigua y deteriorada.
El camino apenas ha iniciado y falta aún mucho por recorrer pero celebro eso, celebro el no estar sola, el tener un motivo diario para continuar y celebro el poderlo escribir hoy aquí, porque significa que aun hay algo por hacer y aun queda amor y voluntad. ¡Que ya es una victoria!
Celebro que tengo a la familia más fuerte del mundo y a la amiga más comprensiva y amorosa en toda la galaxia. Celebro este espacio, que me ha dado claridad, luz y diálogo interno.
Con todo mi amor
Ni*
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